Sangre en la escalera / Blood on the stairs [Spa/Eng]

David terminó de subir la escalera y se acomodó en la parte más oscura, Lucy le había suplicado que se quedara tranquilo, y a él le hubiera gustado complacerla, pero no encontraba otra manera de acabar con las insolencias de Matías.

David y Matías se conocían desde niños, ambos crecieron en el laberinto de callejones y escaleras del barrio, sin embargo, entre ellos existían muchas diferencias.

Matías era un hombre enorme y fuerte, David era de estatura baja y de apariencia frágil, mientras Matías vivía rodeado de un grupo de seguidores a quienes había sometido con sus abusos, David era un hombre tranquilo y solitario.

Más temprano, David había pensado que esa noche sería especial, se celebraba el cumpleaños de su amiga Lucy, y le parecía una buena ocasión para confesarle el amor que sentía por ella.

Cuando David llegó, la fiesta ya había empezado, en el centro del salón varias parejas bailaban al ritmo de la contagiosa música, en el fondo estaba Matías, igual que siempre, inmerso en su acostumbrado show de guapetón de barrio frente a sus amigos, en la actitud se le notaba que había estado tomando desde temprano.

David trató de ignorar a Matías y sus seguidores. Se dirigió hacia donde estaba Lucy y la invitó a bailar, ella aceptó encantada, pero apenas la pareja empezó a bailar, Matías corrió y se interpuso entre ellos, David trató de apartarlo, pero Matías le respondió con un empujón, haciéndolo caer varios pasos más allá, Lucy lo ayudó a levantarse y lo llevó a la cocina.

Pese a que, Matías casi lo doblada en tamaño, David pensó en volver y enfrentarlo, pero Lucy le suplicó que no lo hiciera, él fingió calmarse, pero en un descuido de Lucy, tomó un cuchillo y salió por la puerta de atrás.

En la fiesta la música seguía sonando, mientras que, David seguía inmóvil en lo alto de la escalera, acariciando el filo de acero en el bolsillo del pantalón.

Luego de un par de horas, la música se apagó, David vio como los invitados iban saliendo de la casa de Lucy, y se perdían por entre los callejones y escaleras, más de uno le pasó muy cerca sin notar su presencia.

El último en salir fue Matías. David vio cuando Lucy se apuraba en despedirlo, y vio cuando él la agarró por la cintura tratando de besarla a la fuerza, David apretó el cuchillo, estuvo dispuesto a bajar, pero en ese momento, Lucy logró zafarse, entró a la casa y cerró la puerta.

Matías empezó a subir la escalera. Mientras subía, iba gritando obscenidades calificando a Lucy como Perra y a David como un Alfeñique, le faltaban dos escalones para llegar a la cima, cuando David le asestó el golpe en el centro del pecho, el cuchillo se hundió hasta la empuñadura, y Matías cayo de rodillas.

David bajó los dos escalones y ambos quedaron cara a cara, David le retiró el cuchillo y se lo colocó en el cuello, Matías estaba tembloroso con los ojos desorbitados, como si no entendía lo que estaba pasando, David deslizó el cuchillo por la garganta, y Matías salió rodando escalera abajo, David miró a su rededor, nadie vio ni escuchó nada.

Con las primeras luces del amanecer, uno que otro curioso se detenía a contemplar el cuerpo tendido junto a la escalera, pero la mayoría seguían su camino con indiferencia, y aunque todos lo sospechaban a nadie pareció importarle quien acabó con la vida del guapo del barrio.

David finished climbing the stairs and settled into the darkest corner. Lucy had begged him to stay calm, and he would have liked to please her, but he couldn't find any other way to put an end to Matías' insolence.

David and Matías had known each other since childhood. They had both grown up in the neighborhood's maze of alleys and stairways, but there were many differences between them.

Matías was a huge, strong man, while David was short and frail in appearance. Matías lived surrounded by a group of followers whom he had subjugated with his abuse, while David was a quiet, solitary man.

Earlier, David had thought that tonight would be special. It was his friend Lucy's birthday, and it seemed like a good opportunity to confess his love for her.

When David arrived, the party had already started. In the center of the room, several couples were dancing to the infectious music. In the background was Matías, as always, immersed in his usual show of neighborhood tough guy in front of his friends. You could tell from his attitude that he had been drinking since early on.

David tried to ignore Matías and his followers. He went over to Lucy and asked her to dance. She gladly accepted, but as soon as the couple started dancing, Matías ran over and stood between them. David tried to push him away, but Matías responded with a shove, sending him flying several steps away. Lucy helped him up and took him to the kitchen.

Although Matías was almost twice his size, David thought about going back and confronting him, but Lucy begged him not to. He pretended to calm down, but when Lucy wasn't looking, he grabbed a knife and left through the back door.

At the party, the music continued to play, while David remained motionless at the top of the stairs, stroking the steel blade in his pants pocket.

After a couple of hours, the music stopped, and David watched as the guests left Lucy's house and disappeared into the alleys and stairways, more than one passing very close to him without noticing his presence.

The last to leave was Matías. David saw Lucy rushing to say goodbye to him, and saw him grab her by the waist and try to kiss her by force. David gripped the knife, ready to go downstairs, but at that moment, Lucy managed to break free, went into the house, and closed the door.

Matías began to climb the stairs. As he climbed, he shouted obscenities, calling Lucy a bitch and David a weakling. He was two steps away from the top when David stabbed him in the center of his chest. The knife sank in up to the hilt, and Matías fell to his knees.

David came down the two steps and they were face to face. David pulled the knife out and held it to his throat. Matías was trembling, his eyes wide, as if he didn't understand what was happening. David slid the knife across his throat, and Matías rolled down the stairs. David looked around; no one had seen or heard anything.

With the first light of dawn, a few curious onlookers stopped to look at the body lying next to the stairs, but most continued on their way indifferently. Although everyone suspected it, no one seemed to care who had ended the life of the neighborhood thug.