Fiction: Things of destiny (Cosas del destino) [EN/ES]

«... Y el ganador del premio literario 2025 es para...». El anunciador hacia una pausa dramática. «Robert Múnera».

Los aplausos estallaban en júbilo y felicitaciones para el ganador. En el auditorio se encontraba su mejor amigo Adrián. Él siempre había sido la sombra de Robert, por más que se esmeraba, nunca lo lograba superar. A pesar de esto, Adrián estaba apoyándolo incondicionalmente y compartiendo la alegría con amigo.

«Mi corazón está complacido por recibir este premio. Cómo siempre he dicho, no merezco esta distinción, porque lo que hago es por pasión y amor a las letras. Muchas gracias a todos y un abrazo fuerte». Robert levantaba el galardón y pintaba una gran sonrisa.

Los aplausos llovían hacia el escritor y los flashes de las cámaras parecían una lluvia de rayos resplandecientes. Los ojos castaños de Robert se fijaban en aquella gente que lo rodeaba, de entre esas luces resplandecientes aparecía Adrián, su rostro mostraba la alegría sincera. Sin dudarlo abrazó a Robert.

«Felicitaciones, amigo. Mereces esto y más. Tu talento sigue siendo reconocido». Adrián levantaba el brazo de su amigo ante los asistentes.

«Gracias, amigo, sabes todo lo que significa para mí. Deseo que puedas disfrutar de las delicias del triunfo algún día». Robert lo abrazó .

«Me parece que nunca llegará ese día esperado, pero lo importante es que uno de los dos disfrute de las mieles del triunfo». Adrián mostraba una sonrisa melancólica.

«No lo olvides, amigo, siempre te estaré apoyando. No te desanimes que algún día llegará tu momento de gloria». Robert daba una palmadita en la espalda a Adrián.

Después de varios días, Adrián seguía con su rutina literaria, estaba escribiendo su novela: "La Ikea de un muerto", una novela que tenía mucho tiempo desarrollándola, pero que en los últimos años había decidido terminarla, para presentarla en el prestigioso concurso La Garza Dorada. Era su último intento por ganar algo de reconocimiento por su trabajo.

El celular de Adrián vibraba con apuro y luego una suave melodía de jazz. Adrián se sacaba las gafas y tomaba el dispositivo. El número que aparecía en pantalla era de su amigo Robert, deslizaba el dedo hacia el botón verde y la voz gruesa se filtraba por el auricular. «Hola, Adrián. ¿Cómo estás?».

«Bien, Robert. Estoy dándole las puntadas finales a La Ikea...». Los gruesos labios de Adrián se movían rítmicamente.

«Tu novela consentida. Jaja. ¿Cómo vas con eso?». Adrián soltaba una risa.

«He decidido terminarla para presentarla en La Garza Dorada, será mi último intento por ganar algo. Aunque ya me he acostumbrado a perder». Adrián soltaba un sollozo.

«Ya llegará tu momento, solo ten confianza. Termina la novela y como siempre te haré el favor de revisarla e indicarte lo que debes mejorar». Robert animaba a su amigo.

«Hare mi mejor intentó, Robert. Voy a sacar todo lo mejor y espero que la Ikea…, sea mi luz en esta oscuridad en que me encuentro». Adrián sentía una nueva esperanza nacer en su corazón. «Agradezco todo tu apoyo, Robert. Déjame terminó la novela y te envío el borrador».

«Ese es el entusiasmo que debes tener, amigo. Un abrazo fuerte y seguimos en contacto». Robert cortaba la llamada.

Durante varios días, Adrián estuvo trabajando duro en su novela, tratado de terminarla para el concurso. Noches sin dormir, había dejado de comer regularmente y casi no salía de su casa. Robert llegó a visitar a Adrián y lo encontró en un estado lamentable. Con ojeras pronunciadas mostrando un leve color morado, barba de varios días que decoraba su rostro color canela y una delgadez que asustó a su amigo.

«¿Que paso, Adrián?». Robert lo miraba atónito.

«Finalmente terminé "La Ikea de un muerto", ahora te lo envío». Adrián mostraba una sonrisa incipiente detrás de la barba poblada.

«Me parece maravilloso, pero debes arreglarte, hombre, estás hecho una lamentable calavera. Jaja». Robert daba un suave puño en el hombro a su amigo.

Después de varios días, el concurso La Garza Dorada daba inicio y muchos escritores se hacían presentes. El ambiente se llenaba de fantasía y mundos sorprendentes. Por la alfombra dorada se paseaban los autores más famosos del mundo literario. Sin dudas que todos querían estar y ganar en esa noche tan especial.

Robert salía de la limosina, luciendo un traje de diseñador finísimo de color negro, gafas de moda y un corbatín simpático. Los flashes de las cámaras destellaban como estrellas refulgentes, Los medios de comunicación literarios no se perdían el gran acontecimiento y a todas sus estrellas.

Adrián estaba muy nervioso e inquieto por el resultado del concurso, sentado en las últimas sillas. Todo transcurría con normalidad, y los premios se entregaban a varios autores en varias categorías. La ansiedad del escritor iba creciendo conforme se acercaba el momento de la premiación, en la categoría de mejor novela.

«Hola Adrián, pareciera que la noche no avanzara y los nervios carcomen la cabeza. ¿Verdad? Jaja». La risa se escuchaba fuertemente.

«Sí, amigo. Esto pone a prueba los nervios...».

En ese momento, el presentador anunciaba los autores nominados para la mejor novela. El nombre de Adrián salió de primero, y los nervios del escritor ebullían al punto del desmayo. Luego, el presentador anunció el nombre de Robert, esto puso a Adrián al borde de la locura. Por más optimista que quisiera ser no tenía oportunidad frente a su amigo.

«El ganador de mejor novela, año 2025 es para...». El presentador hacía una pausa dramática. «Robert Múnera».

Adrián sintió que todo su mundo se derrumbaba. La decepción dolía tanto que un nudo en la garganta parecía asfixiarlo, salió corriendo del lugar, mientras los aplausos sonaban estridentemente. No pudo aguantar y se encerró durante varios días, no salía, no comía y se sumió en la depresión. Luego recibió una llamada del concurso, preguntando sobre La Ikea para un muerto.

«Buenas tardes, señor Adrián Vasante. Cuando puedas comunicarse con nosotros. Le agradecería que nos enviará el borrador original de la novela». La llamada era tomada por la máquina contestadora.

Adrián al escuchar esto de inmediato buscó el borrador de su archivo en el computador y lo envío. Después de unos días recibió una nueva llamada.

«Buenos días, señor Adrián Vasante. Le confirmo que usted es el ganador de La Garza Dorada por la mejor novela. ¡Felicitaciones!».

Adrián soltaba unas lágrimas de emoción y no podía creer lo que estaba escuchando. «Pero, ¿qué sucedió?», pregunta atónito.

«Descubrimos que el señor Robert Múnera ha hecho fraude e hizo pasar su novela como si fuera de él. Gracias a los metadatos de los archivos comprobamos que su borrador es el original».

«No puede ser. ¿Está seguro que es Robert?». Adrián no salía de su estado de gran sorpresa.

«No cabe la menor duda y al parecer utilizó varias obras suyas y de otros autores para ganar en los concursos. En estos momentos está siendo investigado. Seguiremos en contacto». La llamada se cortaba.

Adrián no podía creer lo que había pasado e intentó hablar con Robert, pero no obtuvo respuesta. Luego supo que el desprestigiado escritor había abandonado el país y nunca más volvió a saber de su ex-amigo. Por su parte, Adrián se convirtió en un afamado escritor y empezó a disfrutar de todo lo que la vida le había negado.

Años más tarde, al pasar por una calle en su auto, le pareció ver en el rostro de un mendigo los ojos castaños de Robert.