El poder de la incomodidad. Cuando decir adiós es una necesidad // The power of discomfort. When saying goodbye is a necessity
Durante casi un año, trabajé en una empresa lujosa, bella, un entorno laboral precioso. Yo era la Asistente de Presidencia de una inmobiliaria internacional. Tenía dos jefes, que son esposos. Con él me encantaba trabajar porque aprendía mucho de él. Un hombre brillante, culto, inteligente y sagaz. De hecho, formábamos un excelente equipo. Su esposa, bueno, es algo diferente. Ella es una mujer con un buen corazón, lo reconozco. Cuando me enfermé y no me alcanzaba el dinero para el tratamiento, ella se encargó de todos los gastos. Cuando estaba de buen humor, era un ser humano maravilloso. Pero cuando estaba de mal genio, era una persona ofensiva, mentirosa y creo que, en cierta forma, sentía un perverso placer en humillar a los demás.
De estar de buen humor a estar de malas, era cuestión de segundos y viceversa. Me podía gritar y ofender y al minuto, me regalaba un chocolate. Era horrible. Su propio esposo me dijo en varias oportunidades, que ella estaba loca, que él lo reconocía y que yo tenía que tener paciencia.
Y la tuve. Durante casi un año, soporté su montaña rusa de carácter. Ella es un tipo de persona que lleva en su ADN, una necesidad imperiosa de discutir. Y lo cumbre es que, cuando se le pasa la explosión, no ofrece disculpas porque para ella, todo lo que dijo e hizo estaba bien. Si se me ocurría comentarle lo sucedido, su respuesta era "No, estás equivocada. Yo no dije eso. No, eso es mentira. Tú tienes un grave problema". Y eso no solamente ocurría conmigo, sucedía con todo el mundo.
Todo esto, me estaba enfermando, me afectaba directamente al hiato. En el tiempo que estuve ahí, se me desarrolló una hernia hiatal. Mi salud ya estaba en riesgo. Así que, después de su última ofensa, me senté en mi escritorio y redacté mi carta de renuncia.
Su esposo me pidió que no me fuera, que yo era una pieza clave para él, que él trabajaba muy a gusto conmigo. Le dije que me quedaría a cambio de recibir solo órdenes de parte de él y nadie más. Me dijo que no él podía hacer eso porque ella era la socia mayoritaria en la firma. Pero que le tuviese paciencia y que la tratase como la loca que era.
No. El juego estaba trancado. Yo no podía hacer eso.
No se puede estar en un ambiente laboral tan nocivo. Pasamos la mayor parte de nuestros días allí, lo sano es que haya un ambiente agradable, de respeto. Y si de los siete u ocho días laborables de la semana, seis son de discusiones, ese no es el lugar adecuado. Además, cuando no tenemos horario de salida y casi nunca, la hora completa de almuerzo. Cuando el respeto, la consideración, la valoración a los empleados, es inexistente, es momento de decir adiós. Decir adiós no fue una opción, fue una necesidad.
A lo largo de nuestras vidas, nos vamos a conseguir con situaciones, personas que no vibran en nuestra misma frecuencia. A veces, por más que nos esforcemos, simplemente no pertenecemos a un lugar, a alguien. Cada situación que nos reste, en vez de sumarnos, tenemos que alejarnos sin conflicto, sin discutir. ¿Vale la pena pasar tan malos momentos y aguantar humillaciones solo por dinero?
English version below 👇
For almost a year, I worked in a luxurious, beautiful, beautiful working environment. I was the Assistant to the President of an international real estate company. I had two bosses, who are husbands. I loved working with him because I learned a lot from him. He was a brilliant, educated, intelligent and shrewd man. In fact, we made an excellent team. His wife, well, she is something different. She is a woman with a good heart, I'll give her that. When I got sick and couldn't afford treatment, she took care of all the expenses. When she was in a good mood, she was a wonderful human being. But when she was in a bad mood, she was offensive, a liar, and I think in some ways she took a perverse pleasure in humiliating others.
From being in a good mood to being in a bad mood, it was a matter of seconds and vice versa. He could yell at me and offend me and a minute later, he would give me a chocolate. It was horrible. Her own husband told me on several occasions that she was crazy, that he recognized it and that I had to be patient.
And I did. For almost a year, I endured her roller coaster of a temper. She is the type of person who carries in her DNA, a compelling need to argue. And the top thing is that, when she blows up, she doesn't offer apologies because to her, everything she said and did was right. If it occurred to me to comment on what happened, her response was “No, you're wrong. I didn't say that. No, that's a lie. You have a serious problem. And that didn't just happen with me, it happened.
All this was making me sick, it was directly affecting my hiatus. During the time I was there, I developed a hiatal hernia. My health was already at risk. So, after her last offense, I sat at my desk and drafted my letter of resignation.
Her husband asked me not to leave, that I was a key player for him, that he was very comfortable working with me. I told him I would stay in exchange for taking orders only from him and no one else. He told me that he could not do that because she was the majority partner in the firm. But to be patient with him and treat her like the crazy woman she was.
No. The game was locked. I couldn't do that.
You can't be in such a noxious work environment. We spend most of our days there, the healthy thing is to have a pleasant, respectful environment. And if six out of the seven or eight working days of the week are spent in discussions, that is not the right place. Moreover, when we do not have a time to leave and, almost never, a full lunch hour. When respect, consideration and appreciation for employees is non-existent, it is time to say goodbye. Saying goodbye was not an option, it was a necessity.
Throughout our lives, we will encounter situations and people who do not vibrate at our frequency. Sometimes, no matter how hard we try, we simply do not belong to a place, to someone. Every situation that subtracts from us, instead of adding to us, we have to walk away without conflict, without arguing. Is it worth going through such bad times and putting up with humiliations just for money?
From my heart to yours, thank you for reading me.
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Hola mi bella, si recuerdo todo eso porque hablabamos mucho por whatsapp y es verdad primero nuestra salud y paz mental.
La jefa esa ademas de bruta grosera porque siendo una persona dizque preparada le faltaba mucho de relaciones laborables con su personal, pobre del esposo que se la cala, pero porque el quiere, ya hay varios matrimonios que por no llevarse bien se separan.
Lo mejor fue eso haberte ido...
Él se la cala porque la de la plata es ella. Él no gana ni un medio partido por la mitad y ella le brinda una vida de lujos, comodidades, viajes y todo lo que él quiera. Por eso es que aguanta. Muy patético.
Nada vale más que nuestra paz y nuestra salud amiga, que bueno que pudiste decir adiós.
Justo mi hermana acaba de pasar por una situación algo similar, la jefe y dueña del negocio tenía esos cambios dramáticos de humor, pero mi hermana la aguantó por mucho tiempo (9 años) porque está en otro país y tenía la necesidad (de lo que estoy segura que su jefa se aprovechaba). La última vez, hace tres semanas, en un arranque de su jefa, mi hermana le dijo que no siempre tenía que estar de humor para aguantarla, se dio media vuelta y se fue. Mientras ella caminaba, esa mujer le dijo que si se iba que no volviera y eso hizo, no regresó. La susodicha aún espera que ella se reincorpore, literal, porque mi hermanita se encargaba de todos los procesos de la empresa y ahora los va a tener que asumir ella. Sin embargo, mi hermana va a introducir la renuncia porque no piensa regresar, todo tiene un límite. Estoy segura de que a esa mujer ya le debe estar pesando no tenerla allí.
No hay mal que por bien no venga, tanto a ti como a mi hermana, les espera algo mejor.
Dios las guíe siempre 🙏.
Un abrazo.