Writing Contest] Finish the story. Story #15 / Una Segunda Opinión
Compró el espejo por su marco antiguo, sin saber que reflejaba el futuro en lugar del presente. Se sintió estafado. Otro en su lugar habría dado gracias al Cielo. Su madre, por ejemplo, montaría un negocio de adivinación, se autonombraría medium, gurú, descendiente del escondido linaje de Nostradamus. Vendería profecías y vaticinios al por mayor: conozca su verdad, su mañana y su camino por el razonable precio de $...
Pero él no necesitaba los servicios del espejo. Su oncólogo había sido muy claro y el diagnóstico simple: no había futuro.
Llevaba semanas procesando la noticia, y cuando por fin sentía paz, llega este espejo demoníaco a echar sal en la herida. En mala hora lo había comprado.
Solo quería enmarcar una vieja foto familiar donde estaban todos apretujados y sonrientes. Iba a ser su disculpa póstuma por no decirles que estaba muriendo. Eso y los abrazos, comelonas, paseos y tardes de café que planificaba regalar a todos. Los últimos momentos que pasarían juntos.
No sabía qué clase de magia cruel animaba al espejo, pero no dejaba de mostrar una y otra vez esas escenas de anónima despedida. Le quemaban.
Su familia era numerosa y del tipo bullanguera, gente de fiestas y bromas. Por ejemplo ese que se paró a discutir la jugada de dominó, Ramoncito, qué clase de vozarrón.
Vayaaa, llegó el tío Omar, ahora sí se forma, no hay nadie mejor para hacer cuentos y "dar chucho", sin ese no hay fiesta.
De pronto se dio cuenta de que no contaba con que ese tío pudiera llegar para la despedida, tenía una fractura de cadera que lo postraría por lo menos dos meses más. Dos meses... pero no podía retardar tanto la reunión, no creía contar con ese tiempo.
Sin embargo ahí estaba, en el espejo. ¡Objeto retorcido y mentiroso qué futuro es este que!...
Se quedó helado. Recordaba el video chat con su hermanita Ana, lo había llamado después de un ultrasonido para confirmarle el sexo de su futuro sobrino, de eso hacía solo unos días, faltaban al menos 16 semanas para el parto. Sin embargo ahí estaba ella bailando con un niño de unos doce años, sus mismos rizos negrísimos, sus ojos... bueno, ahora estaba claro.
Lo que veía era el futuro de su familia, uno en el que bebían y disfrutaban recuperados de su pérdida. Dolió un poco, la verdad. Pero nada comparado con verla.
Mercedes, su amor de la universidad, a quien bloqueó hasta de Facebook después de recibir el diagnóstico para ahorrarse la tentación de un adiós.
Espera, qué hacía ella ahí? No, no, no, eso no. Su hermano mayor siempre la había encontrado -"demasiado hermosa para ti", pero de eso a provecharse de su muerte para...
Ah, el traidor y la casquivana, hipócritas lujuriosos, y toda la familia muy conforme agasajándola.
Espejo miserable, me va a matar de la rabia antes de tiempo.
Ahí está ella otra vez, se voltea para recibir con una sonrisa toda derretida a alguien que llega, con certeza el Judas de mi hermano.
¡Esto no voy a tolerarlo. Ni la escenita romántica, ni las torturas aberrantes de este espejo maldito!
Lanza el vaso contra el espejo con fuerza ajena a un moribundo.
Justo antes del impacto se ve a sí mismo llegar y abrazar por la cintura a Mercedes, ve el beso apasionado, los anillos en sus dedos, las canas clareando sus sienes, la felicidad, el futuro.
Este post fue redactado sin el uso de IA. La imagen fue creada en la aplicación Luzia y el banner en Canva.